Otro sentimiento que se instala después de un período prolongado de dolor y desesperación es la sensación de que estás atrapado en ese estado mental y no puedes hacer nada para cambiar la situación. Te sientes totalmente impotente, sin poder hacer que la situación cambie a tu favor.
Probablemente debido a ciertas experiencias de la infancia, has desarrollado un sentido de inferioridad. Como adultos, queremos ser lo suficientemente fuertes, pero no siempre tenemos la fuerza necesaria.
El camino hacia la curación esta antes que nada: volverse y ser consciente de uno mismo, que es lo que se repite constantemente en tu vida que tipo de situaciones, que seas consciente de tus patrones emocionales, que es lo que realmente moldea tu destino.
La mayoría de las personas desconocen sus apegos al rechazo, a la crítica, a la impotencia, al control, al abandono.
Parece complicado, pero tan pronto como te darás cuenta podrás cambiar. Todo este sufrimiento, tan pronto como empiezas a comprender y aprender a manejar tus emociones y tus miedos ,esto se puede convertir en un mal recuerdo y no una vivencia constate.